Máster de Cultura Científica EHU/UPNA 2023/2024 Introducción a la Neurociencia. Tarea 2.
Sin nariz no hay gusto
¿Cuántas
veces hemos experimentado esa sensación de no disfrutar de la
comida, porque no nos sabe a nada, cuando estamos atravesando un
catarro y tenemos la nariz tapada? Esto es precisamente la base de la
actividad que quiero proponer para el ejercicio número 4 y explicar
conceptos básicos de neurociencia a niños.
Propongo realizar un sencillo juego que pone de relieve la íntima conexión de los sentidos del olfato y del gusto para que los niños comprueben que, lo que conocemos como sentido del gusto, no radica solo en nuestras papilas gustativas sino que es un fenómeno multisensorial. Las papilas gustativas solo dan información básica sobre si el alimento que estamos ingiriendo es dulce, amargo, salado, ácido y “umami” o “sabroso”…. Una vez el alimento pasa por la boca, las señales químicas recibidas son procesadas hacia la médula oblongada o bulbo raquídeo (en el tronco encefálico,) desde ahí hasta el tálamo y a la corteza cerebral en la zona temporal donde las sensaciones recibidas se convierten en percepciones en nuestro cerebro.
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Patrick J. Lynch. |
Sin
embargo, esta información es parcial y lo que realmente la
complementa es la que llega por el otro sentido “químico” que
tenemos: el olfato. Las moléculas que desprenden los alimentos son
captadas por nuestra nariz desde donde llegan a las células
receptoras olfativas que están en la membrana mucosa, las únicas
que son, en sí misma neuronas “expuestas” al mundo exterior y
que conectan, directamente, con nuestro cerebro. La información se capta a través de la nariz pero también llega a los receptores olfativos desde dentro de la boca a través de los conductos que la conectan con la parte de atrás de la nariz.
De esta forma, el juego consistirá en que los niños intenten descifrar qué alimentos o bebidas se les ofrece a probar mientras ellos están privados del sentido de la vista y también del olfato. Idealmente, los alimentos, ya sea sólidos o líquidos, deberían estar ocultos a la vista y los “conejillos de indias” deberían también tener los ojos cerrados. Justo antes de recibir los alimentos, los niños ya con los ojos tapados, tendrán que taparse, además, la nariz. De esta forma, solo recibirán estímulos por el sentido del gusto, ya que estarán privados del sentido de la vista, del olfato y del tacto ya que tampoco se les permitirá tocar las alimentos.
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Papila gustativa. Wikicommons. Mxqs |
Así, podemos dar a probar bebidas como zumos de diferentes frutas (pera, manzana, piña, arándano y naranja, por ejemplo) para evitar que pueda llegar más información de la necesaria a través de las diferentes texturas de las frutas.
Así, con los ojos y la nariz tapadas, los niños tendrán que adivinar el mayor número de zumos que han probado. Comprobarán la dificultad de acertar el sabor de cada fruta solo a través de sus pupilas gustativas. Ganará quién más sabores haya acertado de los cinco ofrecidos.
A través del juego se dará pie después a explicar los conceptos básicos de los dos sentidos “químicos” del ser humano y su importancia e interrelación.
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