Máster de Cultura Científica EHU/UPNA 2023/2024 Introducción a la Neurociencia. Tarea 4.

 

La tarea 4 (ejercicio clase 7) proponer escribir el guion, con las preguntas y respuestas, de una entrevista radiofónica simulada sobre una cuestión relacionada con la Neurociencia. He optado por simular una entrevista con una supuesta neurofisióloga experta en sueño para abordar la cuestión del ritmo circadiano de sueño y vigilia y las fases del sueño REM y NO REM al hilo del próximo cambio al horario de verano el 31 de marzo. Vamos allá.


Buenos días, oyentes, bienvenidos de nuevo a “Contigo en las mañanas”, el magacín de radio que les acompaña desde Radio 1 en estas primeras horas. Hoy queremos volver sobre un debate que en España se retoma cada seis meses y que seguro que va a volver a protagonizar nuestras tertulias y conversaciones entre amigos en los próximos días. Porque en apenas dos semanas, todos los españoles tendrán que volver a adapta sus relojes: el domingo 31 de marzo, España vuelve al horario de verano: en la madrugada del sábado al domingo, a las 2 de la mañana, los relojes marcarán las tres. Se esfumará una hora de nuestras vidas.


Hace poco se abrió el debate de si Europa debía abandonar esta práctica pese a las ventajas económicas que se le atribuye. Pero hoy queremos, además, estudiar si se debería o no seguir con el horario de invierno y verano desde el prisma de la salud: ¿Qué es mejor para el cuerpo humano? ¿Cómo nos afecta a nuestro relojes internos esos cambios?


Entrevistador (E): Para contestar a estas y otras preguntas, contamos con la colaboración de la neurofisióloga y especialista de la Unidad del Sueño, Pepita Pérez. Buenos días, doctora Pérez.

Doctora Pérez (DP): Buenos días,


E: Lo primero, el día 31 perderemos una hora de sueño para adaptarnos al horario de verano. ¿Cómo impacta esto en nuestro cuerpo?

DP: Nuestro cuerpo está regido, además de por muchos otros ritmos, por uno principal, el de vigilia y sueño que se organiza en un ritmo de cerca de 24 horas, al que llamados circadiano. Esto es el más evidente pero tenemos muchos otros. Los núcleos supraquiasmáticos en el hipotálamo son los que se encargan de regular todo este sistema circadiano gracias a la secreción de algunas hormonas que preparan el cuerpo en este ciclo. Todos hemos oído hablar de la melatonina, ¿verdad? Pues nuestro cuerpo la segrega y se acumula durante el día y es la hormona que nos “prepara” de alguna manera para dormir. Pero para que esta hormona funcione, necesita de la oscuridad ambiental, porque la luz inhibe su funcionamiento, sobre todo la luz azul, la más parecida a la del mediodía. De ahí que nuestro ciclo de sueño está naturalmente alineado con la salida y puesta del sol. Todo lo que se desplace de este horario natural interfiere en esa unión ideal de tiempo interno y ambiental y puede afectarnos. Son los llamados cronodisruptores y hoy en día hay muchos: nuestro tiempo “social” es diferente al tiempo ambiental que viene marcado por el ciclo natural de luz, está la luz artificial… etc.

Regulación del sueño en humanos. R.Sánchez Varo; D.T. Bermúdez Flores y J.A. López Villodres. The Conversation.



E: Entonces, ¿deberíamos de regirnos por un horario más “natural”?

DP: Es lo que se hacía antiguamente y a día de hoy no es posible, claro, pero lo ideal sería adaptarse lo máximo posible al ciclo solar, de ahí que funcionar dos horas por delante del ciclo solar como nos pasará en España a partir de ese domingo 31 de marzo no sea lo ideal si queremos respetar lo máximo posible ese ciclo natural de sueño y vigilia. Lo ideal sería acercarnos lo máximo al horario del meridiano de Greenwich y justo ahora ya andamos una hora por encima de lo que nos tocaría. En verano, son dos horas más. En España, precisamente, no dormimos especialmente bien por ese tiempo “social” que no tiene nada que ver ni con el ambiental ni con nuestro reloj interno. Seguimos cenando muy tarde y la programación del “prime time” en televisión tampoco ayuda a mejorar y adelantar las horas a las que nos vamos a la cama.


E: Entonces, ¿deberíamos de quedarnos en el horario de invierno e incluso adoptar el horario que tienen en Londres si tenemos en cuenta solo cuestiones de salud?

DP: Sería lo lógico ya que ni siquiera vivimos en la hora que nos corresponde por huso horario. Si las autoridades tuvieran en cuenta cuestiones de salud, de sueño y de cronobiología además de las políticas y económicas, se consideraría este cambio porque hay evidencias científicas concluyentes de que esas cronodisrupciones, cuando son acusadas como las que sufren las personas que trabajan a turnos tienen consecuencias directas incluso en la salud. Las personas que trabajan a turnos, por ejemplo, y en las que no concuerda su reloj interno, con el ambiental y con el social tienen más propensión a tener problemas en su metabolismo o afecciones cardíacas, por ejemplo o a tener afecciones en su sistema inmunitario y cada vez vemos más problemas en niños y adolescentes por esas pequeñas cronodisrupciones que suponen el irse a la cama con dispositivos con luz artificial como las pantallas de los móviles o tablets, que además emiten una luz azul muy parecida a la del mediodía que engaña a nuestro cerebro y puede confundir a nuestro reloj interno.


E: Por ahora, el debate está sobre la mesa pero no se ha tomado ninguna decisión y solo nos queda el acoplarnos a ese cambio de horario una vez más. ¿Es normal que notemos algún desajuste, aunque sea solo una hora de cambio?

DP: Sí, aunque ligero, nuestro organismo tiene que pasar por una especie de “jet lag”, como lo que nos sucede cuando atravesamos varios husos horarios de forma rápida. Puede ser que notemos más dificultad para conciliar el sueño, que tengamos más somnolencia por el día, que estemos más irritables o con dificultad para concentrarnos…


E: ¿Las molestias deberían de desaparecer a los pocos días?

DP: Sí, este desajuste es transitorio, podemos estar más cansados incluso y muchos pacientes en nuestras unidades del sueño nos refieren que les afecta especialmente este cambio del horario de invierno al de verano ya que supone perder una hora de sueño. En principio es cuestión de unos días pero puede ser que a algunas personas especialmente sensibles, les pueda costar más como niños, ancianos o personas que ya tienen trastornos específicos del sueño.


E: Y todos sabemos de la importancia de tener una buena higiene del sueño. ¿Por qué es tan importante dormir bien, doctora?

DP: Sí, dormir y dormir bien es primordial. Mientras dormimos consolidamos memoria, hay una recuperación celular, nuestros cerebro se “limpia” de tóxicos, el sistema inmune se restaura… hay muchos procesos primordiales que se desarrollan mientras dormimos y aún no tenemos del todo claro todo lo que sucede, pero es esencial y así lo vemos en todo el reino animal.


E: ¿Qué es más importante, el cuánto dormimos o la calidad del sueño?

DP: El cuánto necesitamos dormir varía conforme crecemos. Ahí tenemos a los bebés o a los niños pequeños que necesitan dormir muchas horas al día pero esta necesidad varía cuando somos adultos e incluso disminuye nuestra necesidad de horas de sueño entre las personas de edad avanzada. La cantidad es importante, pero también la calidad. Es en las fases más profundas del sueño cuando se da los procesos de reparación, cuando segregamos por ejemplo la hormona del crecimiento, de ahí que tengamos que respetar esas fases de sueño profundo.


E: ¿Son las que conocemos como sueño REM?

DP: No, al revés las fases de suelo REM, que se llaman así porque son cuando los ojos tienden a tener unos movimientos rápidos como los que tenemos en vigilia (del inglés Rapid Eyes Movements), son fases de suelo más ligero y nuestra actividad cerebral todavía es alta. De hecho, nuestras ondas cerebrales son similares a las que tenemos cuando estamos despiertos. El sueño profundo y los sistemas de reparación se dan en la fase no REM, que se va acortando conforme pasa la noche. De hecho, ese “primer sueño” que cogemos al irnos a dormir y que reconocemos todos como el más profundo y en el que nos cuesta más de despertarnos es porque al principio de la noche esta fase de sueño profundo es más amplia, después se va acortando.


E: ¿Y es ahí cuándo soñamos?

DP: No, lo que conocemos como sueños, las ensoñaciones, se dan en la fase de sueño REM y entramos en esta fase con más asiduidad conforme transcurre la noche. De ahí que es habitual que incluso recordemos lo que hemos soñado algunas veces porque tiene lugar en los últimos compases de nuestro descanso.


E: Pues con esta explicación de por qué es tan importante dormir y hacerlo bien y cómo nos condiciona vivir tan separados del horario de luz natural nos despedimos hasta mañana. Muchas gracias por haber estado con nosotros, doctora. Un saludo.

DP: A ustedes, gracias por invitarme.






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