Máster de Cultura Científica EHU/UPNA 2023/2024

Periodismo Científico. Tarea 5

La tarea consiste en elaborar un reportaje informativo de no más de 1.000 palabras sobre la concesión del premio Nobel de Medicina a los investigadores Katalin Karikó y Drew Weissman a partir de la nota de prensa que difundió el Instituto Karolinska y de las fuentes que consideremos oportunas. Allá vamos.

P.PETERSON/REUTERS

Nobel para la revolución en vacunas que salvó al mundo de la covid

La academia sueca otorga el reconocimiento en Medicina de 2023 a los "padres" de las vacunas de ARN mensajero, Katalin Karikó y Drew Weissman, gracias a las que se han salvado "millones de vidas"

 Victoria Salinas, Valencia

¿Dónde estaríamos ahora si tras la aparición de la covid-19 no hubiera existido una revolucionaria forma de hacer vacunas eficaces a gran velocidad? Esta es la pregunta que se deben de haber hecho en la asamblea del Nobel en el Instituto Karolinska para decidir que, este año, el reconocimiento en Medicina debía ser para los "padres" de esta innovación: la bióloga de origen húngaro Katalin Karikó y su compañero de investigación, el inmunólogo estadounidense Drew Weissman. Gracias a sus descubrimientos en ARN mensajero y a la revolución que supone su aplicación en la producción de vacunas, el mundo ha podido superar su última pandemia y se abren nuevas posibilidades para tratar otras enfermedades infecciosas o incluso ciertos tipos de cáncer.

La elección de Karikó y Weissman era algo más que esperado en la comunidad científica porque sin la plataforma de ARN mensajero, el mundo no hubiera podido tener vacunas contra la covid-19 en tiempo récord. Menos de un año después de que China hubiera puesto a disposición de la comunidad científica el ADN completo del nuevo virus SARS-CoV-2, ya estaba en el mercado una nueva vacuna, además con un efecto protector del 95%. Desde entonces, se han inoculado 13.000 millones de dosis en todo el mundo y se han "salvado millones de vidas y se han evitado enfermedades graves en muchas más, permitiendo a las sociedades volver a la normalidad", tal como han puesto de relieve desde la academia sueca.

Pero, ¿qué tiene de revolucionaria la plataforma basada en el ARN mensajero? La primera y principal, que proporciona una manera flexible y rápida de producir vacunas olvidando la necesidad de "hacer crecer" los virus o sus proteínas en cultivos celulares, que era la forma habitual de desarrollar estos fármacos y en la que se emplea una importante cantidad de tiempo.

"La vacuna de ARN, en vez de las vacunas tradicionales que emplean el microorganismo entero o partes de él, usa solamente unas instrucciones (secuencias de ARN) para que la propia célula produzca la proteína concreta", explica la catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, África González-Fernández a la plataforma Science Media Centre. La idea de pasar de enseñarle al cuerpo el virus atenuado o partes de él para que desarrolle inmunidad, a "darle" las instrucciones para generar esas proteínas a través del ARN mensajero se empezó a trabajar en los años 80, pero el entusiasmo por su viabilidad pronto decayó porque la respuesta inflamatoria era alta y el ARN no era estable.

Karikó, sin embargo, se mantuvo en su empeño de que esta podría ser la futura nueva arma en vacunas y, pese a innumerables problemas en la Universidad de Pennsylvania (falta de apoyo e incluso degradaciones en su laboratorio), siguió adelante con sus trabajos. Esta perseverancia hizo posible que, junto a Weissman, terminaran de "redondear" esos primeros avances en ARNm desarrollando una plataforma viable y estable. 

"Realizaron el extraordinario descubrimiento de que, al realizar pequeñas modificaciones en la estructura del ARN, este ya no era inmunógeno, por lo que no era destruido por el sistema inmunitario y podría ser utilizado en muchas estrategias terapéuticas", apunta Ignacio Molina Pineda, catedrático de Inmunología en el Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada en declaraciones a Science Media Centre Se había conseguido que las instrucciones fueran estables y no provocaran reacciones gracias a modificar el ARN mensajero con nucleósidos. Era 2005, quince años antes de que llegara la pandemia. Unos años después, terminaban de perfeccionar la plataforma demostrando que, además, incrementaba la producción de proteína. Habían puesto los cimientos para las vacunas covid-19 de ARNm.

La sociedad ha podido beneficiarse ya de los descubrimientos de Karikó y Weissman, pero su huella va a ir mucho más allá. Según reconoce la academia sueca, salir de la pandemia no será el único gran avance que promete llegar gracias a estos descubrimientos. "La vacuna frente a covid-19 ha permitido demostrar que esta nueva plataforma de producir vacunas funciona. Ahora, se están desarrollando nuevas vacunas frente a gripe, VRS, herpes zóster, etc. y además vacunas combinadas, que con un pinchazo inmunicen frente a distintas infecciones", explica Javier Díez, investigador y director científico del Área de Investigación en Vacunas de Fisabio, la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana. 

Y no solo en otras enfermedades infecciosas. La tecnología del ARNm "puede ser muy esperanzadora para crear vacunas terapéuticas frente a enfermedades donde el sistema inmunitario tenga un papel primordial", como el cáncer, añade Díez.

Para el oncólogo e investigador, Vicente Guillem, expresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el futuro en la lucha contra el cáncer gracias a las vacunas de ARNm es "prometedor". Según Guillem, ahora mismo hay "más de 50 ensayos clínicos en curso para evaluar la seguridad y eficacia" de aplicar esta tecnología en el área oncológica sobre todo enfocados a tumores de pulmón, de páncreas, colorrectal, de próstata hormonorresistente y cabeza y cuello, además de melanomas. 

 
"La gran ventaja es que estas vacunas son muy selectivas contra las células tumorales por lo que aumenta su eficacia y producen una respuesta inmune mayor que las tradicionales", añade el experto, aunque también presentan debilidades. "Aún quedan muchos retos a solucionar antes de la implementación en la práctica clínica", concluye. 
 
Con todo, el puente que cimentaron Karikó y Weissman ya está tendido.



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